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En su célebre oda a Nueva York, Sinatra decía aquello de “si lo puedes lograr allí, lo puedes lograr en cualquier parte”. Aunque lo cierto es que una vez que estás en Nueva York, no quieres ir a ningún otro sitio. No es fácil desengancharse de la ‘ciudad de las oportunidades’. Si coges uno de nuestros vuelos baratos a Nueva York, ten preparada una lista de películas que se desarrollen en la ciudad para ver cuando vuelvas a casa. Necesitarás creer que sigues en la Gran Manzana.
Y es que Nueva York es cine. Es el Empire State, la imponente brújula de la ciudad que sirve de punto de encuentro a los enamorados de “Tú y yo” y “Algo para recordar”. Es sus interminables avenidas plagadas de rascacielos, exclusivos comercios, teatros y calles como la Quinta Avenida, donde Audrey Hepburn desayunaba con diamantes, o la deslumbrante Broadway, cubierta de balas por Woody Allen y en cuyos teatros debutaron las más grandes estrellas de Hollywood como Marlon Brando o Barbra Streisand. Es su espectacular ubicación en la desembocadura del río Hudson al océano Atlántico, cuyas aguas surcaban buques como en el que llegaba a Nueva York el joven Vito Corleone al comienzo de “El Padrino II”. Es su vibrar característico, fruto de su ingente tráfico y de su metro que, abierto 24 horas, estremece sin cesar las entrañas de ‘la ciudad que nunca duerme’. La isla de Manhattan es todo esto y mucho más. Es un ágora universal, como demuestran las concurridas plazas de Washington Square, Union Square y la deslumbrante Times Square, el gigantesco Central Park o barrios tranquilos y de escala más humana como el Greenwich Village, prueba de que la vida en comunidad también es posible en la Gran Manzana.
Pero Nueva York va más allá de Manhattan. Otras islas como Roosevelt Island (donde se esconde un inquietante manicomio decimonónico en ruinas), Staten Island (sede del cementerio de barcos de la ciudad) y Ellis Island, la isla-aduana donde inspeccionaban a los inmigrantes a su llegada a Nueva York y que hoy alberga el Museo de la Inmigración, conviven hermanadas por la Estatua de la Libertad. El condado de Brooklyn, sede de una creciente comunidad artística, es de visita obligada. Para llegar desde Manhattan nada mejor que cruzar el río Hudson por el mítico Puente de Brooklyn. Una vez en el condado te encontrarás el alternativo y pintoresco barrio de Williamsburg o la versión salvaje de Central Park: Prospect Park.
De vuelta en Manhattan la oferta es infinita. Los barrios de Soho, Village, Tribeca o el Meat Packing District son la mejor opción para salir de noche. Si lo que quieres es ir de museos el MOMA, el Metropolitan o la exquisita colección privada The Frick Collection te esperan. Si prefieres viajar por el tiempo, entonces no te pierdas el Museo de los Cloisters, un auténtico monasterio medieval construido en los años 30 por Rockefeller con partes de cinco monasterios franceses. Excepcionalmente situado a orillas del Hudson, rodeado de vegetación y sin sombra de rascacielos, logrará que olvides por un momento que estás en Manhattan. Una prueba más de que en Nueva York todo es posible.
